Es una realidad que podemos mirar cualquier punto de la Tierra en detalle, y podemos observar un cuadro en el Museo del Prado con un detalle mucho mayor que si estuviéramos delante del propio cuadro.
La tecnología de fotocomposición de Google Earth es un ejemplo claro de teleobservación y telepresencia.
Por otra parte, nos brinda una buena ilustración de la escalabilidad de las imágenes digitales que pueden ser presentadas con una resolución variable, en función del detalle que pretendemos analizar.
Este principio es básico para gestionar adecuadamente el esfuerzo en el trabajo de representación.
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